No hay bandera más poderosa
que la curva de tu boca,
ni cantar que más transmita,
que aquel que tus labios roza.
Ningún perfume atrae tanto
como el que dejas en mi ropa
Y no hay droga más adictiva
que la piel con que me tocas.
Sentir tu abrazo cada día
es un regalo de las diosas
y si un día me besaras
sé que me volvería loca.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: