sábado, 17 de enero de 2015

Sin remite ni destinatario - ayer llovió

Ayer llovió y no pude dejar de acordarme de ti. 
Recuerdo que en la lluvia sí pintábamos y que en el charco más grande de este laberinto, escribiste, en voz de tiza, nuestros nombres abrazados... 
Pero se lo llevó la lluvia. Y es que aunque ayer reí al recordarlo, hoy llega hasta mí la pena, pues sólo yo lo recuerdo:

Tú creciste en el armario y me obligué yo a no empujarte fuera, ocultando nuestros besos para que nadie los viera, y no haciéndonos fotos juntas (ni separadas si quiera), porque no nos gustaba hacerlas... Entonces sonaba simple: "mejor disfrutar el momento que guardar ese instante en el tiempo en una simple fotografía". 
¡¡Quién me pegara una hostia, con la mano abierta, por decir aquella frase maldita!! 

¡La lluvia borró tus huellas y el viento se llevó los besos! Y yo hoy daría lo que fuera por tener tu foto, tu mirada petrificada e imperturbable en el tiempo, para poderla arrugar con mis lágrimas, tener un recuerdo material de tu presencia, más allá de esta cruel pena que me impuse... Aún abrazo aquel regalo que no tuve tiempo de regalarte, pues es lo único que tengo que pudo un día ser tuyo...

Pero hoy llueve y sé que es esa la manera que escogiste de darme fuerzas, que cada gota de lluvia será un abrazo y que aunque nadie más lo recuerde, la lluvia siempre fue nuestro regalo. Por eso, aunque envidie a veces a los enamorados, que entretejen su amor en las redes sociales, sé que tú y yo también lo gritábamos...
 "Bajo la lluvia, con el pelo empapado, recogeré tu aliento y me ahogaré en tu abrazo". 

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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