sábado, 28 de marzo de 2015

Deambulaba el alma



Deambulaba el alma a luz de la lumbre,
ahogando recuerdos en un mar de llamas,
quemando con llanto sus ojos azules.
Deambulaba ciega, oteando la estancia.
¡Pobre alma perdida que aúlla sin ganas
y se encuentra tan sola en mitad de la nada!
El cuerpo que un día le sirvió de abrigo
yace ya en la tierra, sólo en apariencia, dormido
pero el alma vaga entre los dos mundos,
y es que en El Más Allá no viene marcado el camino.

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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