viernes, 19 de junio de 2015

La mente lo sabe - cap. 12



LA MENTE LO SABE
Una niña pequeña puede crecer, un árbol dar fruto, un animal morir, pero todos tienen una historia que contar, una vida (corta o larga) que narrar antes de viajar a otro mundo. Mónica contará su historia y nos introducirá al mundo de la belleza, a la destreza total de lo natural y a los secretos de la mente. Bajo la mirada y la protección de Shrilka, Mónica luchará por un motivo justo: volver a casa.



Capítulo 12 – ¿Hija? ¿Papá?

-         Kana, ¿qué significa el mensaje de Cerno?
-       Vaya, Sortlain, pensé que los dragones entendían el lenguaje de los dioses, ¿no se supone que sois nuestra fuente de unión con Ellos?
-       Muy graciosa, chamana, pero este no es el momento. Sabes de sobra que nuestro mundo hace tiempo que está sin el Kia necesario para poder comunicarnos con Ellos, si no, no sería necesario hacer ningún ritual para que esa muchacha con el rostro de mi hija hiciese su pregunta a Cerno.
-       Está bien, no te falta razón, dragón, me disculpo por la falta de tacto. El caso es que el mensaje de la Diosa me anima a ello.
-        Entonces, ¿podemos devolverla a su casa?
-         Sí… en teoría.
-         ¿Cuál es el problema?
-         Tu hija.
-         ¿Qué pasa con Monésh?
-         Mientras Mónica esté con nosotros, no podemos devolverla sin cerrar la puerta a tu hija. Al fin y al cabo, ambas habitan un mismo cuerpo, aunque en realidades diferentes.
-         ¿Realidades diferentes? – intervino Mónica – ¿A qué te refieres? ¿Quiere eso decir que si yo no vuelvo a casa, ella tampoco lo hará o que está ocupando mi lugar en alguna parte?

La chamana y el dragón se quedaron mirando a la chica, realmente parecía muy probable que mientras ella estuviera allí, Monésh vagara por los mundos sin poder volver a aquella realidad.

-       Kana, – dijo Shrilka preocupado – ¿puede esta joven tener razón? ¿Puede estar mi pequeña en peligro?
-    No estoy segura, si así fuera, habríamos podido verla en su realidad cuando intentamos contactar… Recuerdas el ritual, ¿no?

Callaron, pues ninguno sabía responder a la pregunta implícita de aquella situación “¿Qué vamos a hacer ahora?”


Toru se despertó del sueño bastante alterado, ante las sacudidas de la maestra del Kia.

-         ¿Qué ocurre, Sharick?
-         Tengo una idea, – miró a los lados para asegurarse de estar a solas – pero no quiero que se entere el grandullón hasta que no lo confirmemos.
-         Estoy de acuerdo, no estoy dispuesto a dar falsas esperanzas a un guerrero honorario, merece más respeto.
-         Bien, sal conmigo entonces, te lo contaré fuera.

Sharick habló de una historia que había oído de pequeña sobre los viajes interdimensionales.

-         Siempre había creído que eran meras historias de ficción hasta hace dos años, cuando vi a Mónica sin sus facciones de niña pequeña… ¿A caso no te resultan familiares?
-         Lo siento, maestra, pero no.
-         Claro, tú aun eras muy joven cuando aquello ocurrió. Te lo contaré en otra ocasión. El caso es que hace dos años que investigo la posibilidad de que haya más realidades distintas a las que conocemos.
-         ¿Más allá de Mundo Cierto y la realidad de Mónica?
-         Sí, al menos una más.

Sharick siguió exponiendo sus hallazgos y teorías, Toru no sabía si debía creerla, pero la maestra nunca había dado señales de locura; todo lo contrario, siempre se la había considerado una gran consejera.

-         Está bien, consultaré mis libros a ver qué dicen sobre el tema. Pero si es como tú dices y Mónica está luchando contra un espíritu de otra realidad… No estoy seguro de que pueda ganar, está débil y sin Kia tras la batalla.
 -         Lo sé, por eso quería hablarlo contigo antes que con él. De momento es mejor que siga velando a su compañera…
-         No creo que eso le siente muy bien tampoco.

Los dos se quedaron un rato fuera, disfrutando del frío de la nieve en sus caras. No es justo, no puede acabar así, se repetían ambos en voz baja.


-     Kana ha pedido que la disculpemos unos minutos mientras atiende sus asuntos personales y realiza sus meditaciones… Esto… ¿Hay algo que pueda hacer por ti? – Shrilka no se sentía nada cómodo hablando con Mónica; era idéntica a su hija, pero no era ella.
-         Está bien… me gustaría descansar un rato, la visita a Cerno me ha dejado bastante agotada.
-         Bien, te dejo descansar entonces.. esto.. Mónica.
-         Gracias, Shrika…
-      Es Shrilka – susurró el dragón saliendo ya de la habitación. – Monésh, espero que vuelvas pronto.

Kana, en su habitación, estaba histérica.

-     ¿Cómo es posible que una humana…? No es posible, los únicos que podemos viajar entre dimensiones somos nosotros, ¿quién se ha creído? ¿No será…? No, Toru no puede ser tan tonto…
-     Recuerde que Toru no sabe nada de esto, llegó allí siendo aún muy niño, seguramente se considere un simple curandero.
-         ¿Cómo osas hablar así de mi hermano?
-         Perdón, señora, sólo trataba de recordarle que aquel mundo es muy distinto a este…
-         Tienes razón, lo siento, es sólo que… ¡Espera! Creo que tengo un plan. Quédate aquí, pero que no te vea nadie, no podemos permitir que te descubran justo ahora y cunda el pánico.
-         Sí, señora.
-         Y deja de llamarme señora, somos aliados, no soy tu dueña.
-         Sí, señ… Kané Tulvilla.
-         Kana, llámame Kana, como todos. – dijo ya cabreada la chamana – No se puede confiar en la inteligencia de estos bichos, ¿cómo se le ocurre a mi padre mandarme esto como apoyo a mi petición? En fin, tendré que hacerlo yo sola, como siempre. – Pensó.


Shrilka permanecía a los pies de la cama, cogiendo la mano de Mónica con cariño y susurrándole que tenía que volver para estar con él.

-         Te lo prometo, pequeña, nos iremos lejos, a volar, como antaño. No me importan Los Adultos, pasaremos de sus normas, ¿no te apetece? Pero para eso tienes que volver, ¿me oyes?

El cuerpo de la chica se veía más tranquilo cuando el dragón le hablaba de sus viajes sobre las nubes, de aquellos sueños que no habían sido sueños… Las sacudidas habían desaparecido y habían desatado las correas, pese a ello, aun no despertaba.

Sharick había asegurado que esperarían lo que fuese necesario, no iba a impacientar al dragón, lo necesitaban allí, pero Shrilka sabía que pasados diez días, ya era tontería esperar…

-         La cuenta atrás ya ha empezado – decía entre lágrimas – nos quedan menos de cuatro días.

De pronto Mónica movió ligeramente la mano, Shrilka se apartó para poder verla bien, podía tratarse de otro espasmo… De nuevo, pareció moverse, esta vez ladeó la cabeza al lado opuesto a la luz que entraba por la ventana.

Shrilka se emocionó tanto que no se acordó de estar en la cabaña y al ir a estirarse se dio en la cabeza con el techo haciendo temblar la guarida completa. Sharick entró rápidamente.

-         ¿Está todo bien? ¿Qué ha sido eso?
-         Sí, está bien, se está despertando y me he emocionado, lo siento – dijo contento el dragón.

Se quedaron los tres expectantes, esperando a que la chica abriera los ojos. Pero cuando lo hizo se llevaron una sorpresa:

-         ¿Papá? ¿Dónde estamos? ¡Qué oscuro está esto!

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