Y caminó de aquella forma; sin mirar, aunque ya no tuviera la venda que le cubría los ojos, aunque ya no sangraran sus heridas… se había acostumbrado a su sombra perpetua y a su llanto callado, al sabor de sus labios mordidos y a la bilis contenida entre sus conductos gástricos.
Y continuó de aquella forma; sin pensar, aunque ahora fuera un ser racional y no un animal cualquiera, pese a tener el poder de crear, de inventar y de significar algo… Le habían tratado de apartar del camino y de restarle importancia, porque sabían el poder que llegaría a desarrollar y no les interesaba.
Y se destruyó de aquella forma; creyéndoles, aunque en su cabeza existía el genio y en su corazón el valor... aun cuando sabía que tenía cualidades, aptitudes y conocimiento. Porque le habían dicho que no llegaría a nada, y su voz, la del mundo, había enterrado su realidad, y se había apoderado de su cuerpo…
Otro que perdemos, otro que ganan ellos… y otra vez que seguimos sin verlo.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: