Temieron
las noches blancas
por no
reconocer la oscuridad
en sus
mentes blindadas,
lloraron
un “no a la lluvia”
y
pidieron la extinción
del sol
en sus
miradas huecas…
Más
nítido
no pudo
ser el canto,
más
flores
no
podrían haber muerto…
Ningún
valiente
tiró su
arco a la catarata
que
los ahogaba,
tal vez
un cobarde
sí lo
hubiera hecho…
En
noches blancas ,
sin
sueño ovino al que aferrar
una
vista devastada,
sin
luces puntillosas
que acompañen
el paseo marítimo,
sin una
vida
que
imaginar despierto
y
revivir dormidos…
nadie
escribe al viento,
nadie
sonríe al verso
y todos
terminan
cansando sus almas
en el mismo libro…
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: