déjame atarte a mi cama,
escribir en tu espalda
con pincel de chocolate
y degustarte...
Deleitarme en las curvas de tu cuello,
tal vez firmar sutilmente
justo en el punto final de tu camisa,
tan sólo un mordisquito...
Susurrarte al oído
las locuras que se me están ocurriendo,
acariciar tu cuerpo, con la mayor delicadeza,
y que supliques fundirte conmigo...
Déjame follarte,
oirte gemir a milímetros de mi boca,
y perder la cabeza
entre tus piernas...
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: