Coartada de un erudito

Tengo manchas en la alfombra

de cada muerte que he leído;

cinta blanca, por las que he causado;

y sangre en las manos,

de mi propio pecho herido…

Sin editar - Venta Online

Se venden caricias impresas,

deseos online,

corazones pixelados,

palpitar de electrones…

Se alquilan caracteres

para cita por menciones,

likes en el muro,

emoticonos silenciados…

Se necesita piar de golondrinas

para escapar de estas redes,

brazos entreabiertos,

sonrisas compartidas…

Un café cargado entre las manos

y la brisa de realidad,

que se escapa

- torpe -

de tus labios.

Nos vemos...

Cuando es su boca la que aprieta las tuercas,

hasta el más cuerdo se vuelve loco,

hasta el más sabio se siente ingenuo

y el más galán, un incomprendido en la materia.

Cuando son sus manos las que desatan los nudos,

¿quién preferiría un fisioterapeuta?

¿quién no volvería la vista, abalanzándose a su cuello?

¿quién no se derretiría entre sus dedos?

No alcanzo a imaginarme

lo que sería despertar entre sus brazos

o leerla poemas antes de ir a la cama.

No me atrevo (aún) a soñar despierta

con un mundo donde no nos separemos,

y todos los “adioses”

queden en un “luego nos vemos”.

Y siguen pasando...

Recuerdan

sus tiempos de gloria

al pasar por las pintadas de sus muchachos.

Aquellos “te quieros” mal escritos

en vallas publicitarias,

aquel primer “para siempre”

en la hoja de algún diario…

Intentan revivir las experiencias

que no llegaron

- ni tan si quiera -

a imaginar

por pereza, envidia, cansancio

o cualquier otra absurda escusa

del manual de superdotado…

Su vida se tiñó de letras

que no comprendían,

de notas

que no calaban

y lluvias ácidas

que agujereaban

sus paraísos privados.

No elevaron la voz entonces

y ahora

ya no les queda.

Nos miran sabiendo

que cometeremos

los mismos errores,

que jamás sacaremos a bailar

a la chica del vestido azul,

porque Matrix

nos dijo la de rojo…

Saben,

como nosotros sabremos

no tardando,

que la vida

está dispuesta a repetirse,

mientras no haya

quien se encadene a un árbol

y consiga

despedirse de sus nidos

antes de cortarlo

para otro libro más de “autoayuda”…

Y siguen

pasando

las hojas…

Informática...

He borrado

todas las contraseñas,

reiniciado el disco duro,

formateado el alma,

restaurado sesión,

sobrescrito partida…

Pero,

como buen virus pirata,

no te irás de mi sistema

hasta que no me abran

y saquen,

tornillo a tornillo,

todos los cables

que dejaste fundidos.

Sin editar - paranoias

Mi bolígrafo de la suerte

se ha cansado

de borrarse solo,

para que no escriba más de ti.

Cada hoja

que arranqué del diario

se ha ido solita a la basura

y se ha quemado…

Así de hija puta fuiste,

así de hecha mierda me dejaste,

que tan sola como estaba

sólo me consolaron los versos,

esos que tuve que auto-dedicarme

dormida

en algún sueño perdido

entre tus mil pesadillas…