Cuando hablaron del pasado y su conquista,
de atarnos a lo imposible con nudos marineros
y embutirnos en sonrisas imborrables…
Yo pensé en sus manos bajo el agua,
en la lluvia calando nuestros huesos
y sus besos,
reescribiendo coordenadas en mi
espalda.
No saboreó mi boca una sola palabra;
lo que quisiera haber gritado al viendo
nadie allí lo habría entendido
(no estaba ella).
Discutieron sobre nuevos cráteres en la luna,
la incipiente proximidad del sol
y la fugacidad de los amaneceres…
Mientras yo jugaba con mi pelo
a crear nuevos torbellinos donde poder perderte
y recordar la luna en nuestro último viaje
– creo que me dejé
allí la cesta de picnic,
sabía que no la había perdido.
Tal vez, quieras volver conmigo a por ella –.
De pronto,
advirtieron mi innato estado de abstracción
(creo que por mi cara de tonta)
y no pude sino reír al disculparme…
-
¿Otra vez soñando despierta?
-
Toda la vida.
-
Nunca entenderé a los poetas
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: