Y, por primera vez desde que aquel día creciera,
volví a creerme el cuento de los renos voladores;
porque el regalo llegó a mi puerta sin aviso,
y no sólo prometió quedarse
sino que lo hizo.
Por las historias que rondan tu mente. Por las ganas de cambiar el mundo. Por las rimas. Por la música. Por el arte... El primer puercoespín enamorado de las letras comparte sus cuadernos de poesía. Cuidado, puede ser muy dulce o utilizar sus púas.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: