pero falla el medio,
las formas,
el lenguaje que esconde ideales inconscientes...
Nos falla el mensaje;
el significante se come al significado,
las voces se gritan sin parar a entenderse
y se pierde el diálogo
por falta de argumentos.
Entre tanto grito,
perdimos la esencia del comunicado,
nos recortaron demasiado el qué
y nos quedamos sin saber
el cómo, el cuándo, el porqué...
Tal vez,
no nos enseñaron a ponernos de acuerdo,
a escucharnos,
sin interpretarnos fuera de contexto.
Al final,
seguimos firmando con tachones
pero sin leernos...
Nos ponemos caretas,
nos unimos a luchas desconocidas,
nos irresponsabilizamos,
nos desentendemos...
Y al final las causas,
como siempre,
se quedan sin mácula,
pero sin cuerpo,
incomprendidas,
desamparadas,
perdidas.
Y nadie lucha batallas comunes,
porque nos empeñamos
en aferrarnos sólo a nuestro lado de la barandilla,
sin ver que el barco nos lleva
a todos
a la deriva,
hasta que alguien decida unir fuerzas
y remar contracorriente.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: