El concierto nunca sucedió
aquella noche de febrero...
Me gusta el invierno con nieve.
Nieve cuajando en tu acera.
La niña de las flores en la cabeza, descansa sentada,
como si no pasase el tiempo,
ese que se escurre poco a poco entre los dedos...
Tu piel aún es cálida mañana,
ayudándome a reavivar mis ojos.
Miraba fijamente la sombra que tenía enfrente,
un espejo maldito, que nunca supo mentir.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: