que no respires a mis pies ni robes migas bajo la mesa.
Cuando no haya pisadas, trayendo a casa el barro del parque,
y no se escuche el cuenco chapoteando en la cocina...
Saldré a visitar tus paseos
y revisaré miles de fotos donde sonreías.
Te recordaremos corriendo tras los galgos
y huyendo de los ríos.
Podré llevarte al fin conmigo a cualquier parte.
El día que te marches,
entenderé que vivimos el regalo de tu vida
y de tus trastadas.
Reiremos todas tus aventuras.
Te reunirás con Naga, con Abby
y con alguno más que aún no conocimos…
Llevarás, en ese corazón gigante, cada uno de nuestros mimos
y volveremos a aullar contigo.
Mi perrito viejo.
Mi cachorro eterno.
Mi Laky,
sigue disfrutando al sol en el camino.
Cuando te marches,
te lo aseguro,
nos tendrás contigo.