viernes, 21 de junio de 2013

Lore y Sandra - cap 3



Cap. 3

Me obligué a asistir a las clases que me quedaban cuando el timbre me hizo despertar del estado de trance en que sus ojos me habían dejado. El día trascurrió con normalidad y tras explicarle a Natasha parte de lo que había pasado, me sentí algo menos  confusa, aunque en mi mente seguían sucediéndose las imágenes del recreo.

Una vez en casa, me tumbé en la cama y repasé lo sucedido en el día. Suspiré hondo y me acomodé en la almohada, al hacerlo, vi mi portátil encima de la mesa y me vino a la mente su última frase “sigamos siendo amigas… por lo menos en tuenti”. Cogí el portátil y entré en la página esperando que hubiese sido una especie de mensaje subliminal o algo así.

Como era de esperar, no había ningún mensaje, código, imagen… Me decepcioné por un momento por haberme creído tan importante. “Has visto demasiadas películas, Sandra” me regañó de nuevo mi subconsciente. Ya que no tenía mensajes, decidí echar un vistazo por las fotos antiguas y vi una que me llamó la atención.

Como ya dije, el sábado que había quedado con ella, la había visto en mis sueños. Cuando lo soñé,  no me di cuenta del lugar en el que estábamos, pensé que sería cualquier paisaje de película o algo así… Pero no, volviendo a mirar la foto me dije “Es ese, es ahí”. Cada vez que miraba la foto, una Lorena sonriente me miraba desde la hierba de un parque, rodeada de árboles y claroscuros que acentuaban el bronceado de su piel en verano. Era la única foto que teníamos juntas, de antes de esos nueve meses que había pasado con Pedro, cuando no sabía si era o no lesbiana y me había pedido consejo a mí para averiguarlo…

Ciertamente, no sé cómo pude no reconocer el sitio. Fue lo mejor del tiempo que estuvimos juntas, las imágenes de aquel día habían estado rondando mi cabeza desde el primer momento, en que me llamó para quedar el sábado y ponernos al día.

Ese día (en el que sacamos la fotografía) Lore me había citado a la puerta de mi casa para darme una sorpresa. Cuando abrí la puerta, la vi con una mochila a la espalda y una sonrisa de oreja a oreja. Recuerdo haber preguntado si necesitaba yo llevar algo, pero ella me había cogido de la mano, nos habíamos dirigido corriendo a aquel parque y me había besado bajo un árbol alumbrado por el sol. (Creando aquella imagen que siempre me había encantado, desde que, de pequeña, creía que pequeños seres mágicos eran los responsables de aquellas luces que se sucedían entre las numerosas hojas y el tintinear de las mismas al soplar el aire). Luego había tendido una toalla en el suelo, me había pedido que me tumbara y había puesto música relajante. En ese momento, viví la experiencia más cursi de mi vida, cuando me quitó la camiseta y empezó a darme un tranquilo e inocente masaje que me dejó casi dormida, embriagada, en parte por su perfume y la suavidad de sus manos sobre mi espalda. Nos habíamos quedado en ese parque sentadas, riendo y besándonos toda la tarde en una escena digna de película.

Volviendo a la actualidad, decidí que tenía que llevar a cabo un plan. Quizá ella hubiera dicho que seríamos amigas, pero ahora que sabía que estaba soltera, iba a recuperar ese momento, iba a devolverle el mejor día de mi vida… Decidido


Una semana después

Estábamos de nuevo a viernes, Lore y yo habíamos estado mandándonos mensajes por tuenti y no había pasado ni una noche sin que no nos hubiésemos despedido y deseado felices sueños. Yo estaba contentísima, las clases se me pasaban volando y nada conseguía enfadarme, todo estaba saliendo según lo previsto. 

-          San, asquerosa – la voz de Natasha llamándome desde el banco era inconfundible - ¿sigues con tu buen humor?
-          Hola, rubia. Sí,  cada día es mejor, ¿por qué, necesitas un poco de positivismo?
-          Muy graciosa, Ms Poppins. Lo digo porque el de gimnasia piensa hacernos hoy el test de Cooper – puso una muesca de asco ante la idea del ejercicio
-          ¿Cómo lo sabéis? – Natasha se limitó a mirar a Rosa.
-          Me lo ha dicho Carmen, la del C. Ya le ha hecho el test a todas las clases menos a la nuestra – Rosa era la mejor de la clase, sobre todo, a la hora de enterarse de las cosas, siempre tenía contactos en los otros grupos y compartía la información con nosotros.
-          Está bien, chicas, nos hará el test… ¿y qué? Sois las que más corréis, incluyendo a los chicos, ¿en serio os asusta ese ejercicio?
-          Dios, San. Cuando te pones tan positivamente sensata…. No te aguanto
-          Jajajaja pues acostúmbrate, porque sabes que tengo razón, rubia.
-          Pues a mí me encanta ese positivismo, anda a ver lo que te dura con el profesor de lengua…

Entramos en clase riéndonos y haciendo bromas sobre César, el profesor de lengua, porque era un pesado que siempre encontraba alguna razón para meterse con nosotros o mejor dicho, con nosotras.

La clase no fue mal del todo, un par de broncas por llegar tarde, corregir los ejercicios y mandar ejercicios nuevos. Al salir, Carmen y Natasha casi estaban decepcionadas por la falta del debate que solíamos presenciar en aquel aula… yo me alegraba, me había propuesto pasar esa mañana sin preocupaciones, así que las animé con la posibilidad de discutir en la siguiente, todos reímos y fuimos sonrientes al aula de historia.

En mitad de la clase, vibró mi móvil y no pude contener una sonrisita burlesca, esperaba que fuera un mensaje de Lorena. Ocultándome un poco debajo de la mesa, saqué el teléfono y leí el último mensaje, enviando mi respuesta al segundo:

-Hola, pequeñaja, ¿te hace un café a la salida?

-Sabes que sí, ¿dónde siempre?

Se me hizo eterna la clase esperando oír el timbre, en cuanto sonó salí disparada. A última no tendríamos clase porque el profesor estaba de excursión con los del curso anterior, así que me deshice como pude de las escaleras para dejar atrás el edificio, cogí la bici y puse rumbo, lo más rápido que pude, hacia el bar de la esquina.


Como esperaba, Lore ya estaba en la mesa de siempre esperándome. Me senté en la silla de enfrente a ella y me di cuenta de que ya había pedido por mí.

-          Siempre igual, ¿quieres dejar la bici en la farola?
-          ¿Por qué cambiar las costumbres?
-          Ay! La juventud… - ambas nos reímos de aquel comentario, entonces Lore se levantó y llevó la bici a la farola detrás de mí. Al hacerlo aprovechó para darme un cariñoso abrazo por la espalda y susurrar su siguiente frase al borde de mi oreja – ¿voy a tener que castigarte? – Me giré, agarrándola la cabeza para que no se apartara y puse mi mirada de seductora…
-          Puedes intentarlo… ¿has traído las cadenas? – volvió a su silla y por el camino amagó darme un beso
-          Ya te gustaría, enana.

Nos reímos las dos y seguimos hablando de las clases y qué tal nos había ido el día. Me contó que había sacado un notable en lengua y me agradeció haberle ayudado en su trabajo de inglés.

Era fácil estar con ella, ninguna lo habíamos hablado, pero seguíamos siendo amigas y era genial estar juntas. Nos compenetrábamos, nos lo pasábamos bien y no había ningún tabú o tema que nos hiciera sentir incómodas. Podíamos ser nosotras mismas y eso era suficiente para ambas.

Llegó el momento de despedirse, recogimos nuestras mochilas, pagamos la cuenta y nos dimos dos besos. Nos estábamos marchando cuando dijo:

-          Oye, tengo examen de inglés en unos días, ¿me echas una mano?
-          Eso está hecho, ¿en mi casa a las 6?
-          Gracias, pequeñaja, ¿qué haría yo sin ti?
-          Supongo que nada… te morirías si no pudieras estar conmigo…
-          Como que tú no, ¿verdad?
-          ¿Y de quién me iba a reír yo?
-          Eres una perra
-          Mmm bien que lo sabes tú
-          Como que a ti no te mola... jajaj

Me lanzó un beso, sonreímos y nos despedimos hasta la tarde. Finalmente cogí la bici y me dirigí hacia casa con una sonrisa imborrable en la cara. Estaba casi llegando, cuando vi de lejos a la rubia y decidí dar un sprint para alcanzarla.

-          ¿Qué pasa, Natasha?
-          ¿Cómo es que aún no estás en casa?
-          Me he entretenido con una amiga
-          ¿Por qué no te quedas a comer conmigo y me lo explicas mejor? Así me cuentas por qué estás tú tan feliz últimamente
-          No sé yo… tendría que llamar a mi madre
-          Tengo macarrones con orégano y queso… Y mi madre ha preparado salmón…
-          Vale, jejeje, me has convencido. Espera que aviso de que no me esperen en casa

No era la primera vez que me quedaba a comer con Natasha, así que mi madre no se opuso. Aprovechamos para ver los nuevos capítulos de las series que nos gustaban, practicar un poco con la guitarra y ponerla al día con respecto a Lorena.

-          Pero entonces, ¿ahora qué sois? – quiso saber Natasha
-          Amigas, claro
-          Venga, ¿solo amigas? Pero si estás colada por ella… y ella por ti
-          No sé a qué te refieres. Es mi amiga, como lo eres tú ¿qué hay de raro?
-          Pero ¿lo habéis hablado acaso?
-          Pues no, esas cosas no se hablan. Tuvimos nuestro momento y lo dejamos pasar, las cosas están bien como están ahora. ¿Acaso tú no me ves feliz?
-          ¿Feliz? Estás radiante, pero precisamente por eso, ¿a ti ya no te gusta?
-          No
-          Bueno, tú sabrás, es tu vida
-          Eso mismo digo yo, jejeje. A ver si te echas un novio y así dejas de meterte en mi vida personal…
-          Eres imbécil – me dio un empujón que casi me caigo del sofá, se lo devolví y seguimos debatiendo de Harry Potter y El señor de los anillos.

Dieron las seis menos diez y me despedí de Natasha. Cuando llegué a casa, Lore ya estaba en la puerta esperándome para la clase de inglés, así que entramos juntas, directas a mi habitación. Tuve una pequeña charla con mi madre,  que se había enfadado un poco porque aún no me había visto en todo el día y ahora que iba a casa, me metía en mi habitación con Lorena para estudiar. Habría rebatido el que dijera ese estudiar con tono irónico, pero Lore salió del baño y decidí dejarlo pasar y centrarme en las dudas que me fuera a preguntar sobre su examen de inglés. Al fin y al cabo, mi madre no lo hacía con mala fe y no quería discutir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

Lo más leído