jueves, 5 de febrero de 2015

Sin embargo, nos quisimos



Me enseñaste a acariciar el cielo,
a rozar las nubes con las manos,
a decorar el firmamento
y a susurrar bajito nuestros nombres…

No aprendí a hacer nada de aquello,
sin embargo.

Seguí prefiriendo acariciar tu pelo,
rozar tu cuerpo con mis labios,
decorar nuestra habitación
y gritar nuestros nombres cada vez más alto…

Nunca te enfadaste por eso,
sin embargo.

Aprendimos juntas a querernos,
a animarnos mutuamente sin esfuerzo,
a guardar nuestros secretos compartidos
y a apreciar la vida con sus más y sus menos…

Tampoco nos quedamos ahí,
sin embargo.

Pero el resto es cosa nuestra,
todo el que quiso, lo vio en su momento
y aquel a quien le molestara,
que me diga hoy que se alegra de esto…

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