Tú, bella desconocida,
cuya mirada ilumina.
Tú, que posees los labios,
que me llaman a escondidas.
Que tu dulzura acaricia
y enloquece mis entrañas,
Que me enciendes y sofocas
cuando en suspiros me llamas.
Que confundes emociones
que creía controladas.
Tú, con tu melena al viento,
llenas mi mente de enredos.
como una cortina negra
siempre presente en mis sueños.
Y esos ojos que me pierden;
en cuya oscuridad muero,
en su brillo me reflejo…
¡Lo admito! los tengo miedo.
Pero más temo a tu cuerpo,
no siendo más que un misterio.
En mi lucha por buscarte,
me dicen que pierdo el tiempo,
que nunca podré tenerte,
que tu alma la borró el viento.
Mas la veo yo en tu sonrisa,
que sigue siendo sincera.
Pues sé que cuando no miro,
a veces, soy causa de ella.
Sé que para ti es un juego,
me consideras tu presa.
Sé que crees ganarme,
pero quizá,
te lleves una sorpresa.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: