Cap. 7
Sandra miró nerviosa a Lore, su
cara lo decía claramente, no sabía qué decir, qué hacer, cómo sentirse… No pudo
más, se levantó y sin mirar hacia atrás, corrió a casa para intentar pensar con
la mente algo más clara.
Llegó a casa totalmente exhausta,
el corazón no latía en su pecho, rebotaba contra las paredes de la caja
torácica y arañaba las costillas como los presos hacen sonar las barras de una
prisión. Las palabras de Lorena aún le retumbaban en la cabeza, ¿En serio le había dicho todas esas cosas?
¿Pensaba todo eso de ella? ¿La quería? O mejor dicho... ¿La querría ahora que
la había dejado allí sola? Bueno, al
menos estaba en su casa….
Se desbordó, empezó a llorar
abrazada a la almohada, una almohada que desgraciadamente aún olía a ella. En
aquella cama le había visto dormir, había contemplado absorta la imagen de esa
hermosa chica, allí se había dormido muchas noches pensando en ella… Se acabó,
no podía soportar la idea de perderla otra vez, ese día le había demostrado una
cosa y solo una; era idiota, definitivamente, era idiota para el amor y no
podía dejar que aquello dañara a Lore, así que se acabó, mañana se lo dejaría
claro y acabaría con la tortura que era para amabas ver a la otra.
…
Lorena se había quedado en el
sofá, inmutable, con la mirada perdida, como una muñeca de escala real. Su
mente aún no había procesado la huida de Sandra, supuso que volvería de un
momento a otro, o que cerraría los ojos y al abrirlos estaría allí de nuevo y
le daría uno de esos besos que la volvían loca, o tal vez un abrazo…
Pero por más que Lorena deseara
que Sandra estuviera allí, a su lado, la verdad era que no estaba, se había
huido, había salido corriendo y sin decir nada… Bueno, como cuando me quedaste dormida en su cama y despertaste
abrazándola. Pero no era lo mismo… ¿o sí? Lorena había huido porque no supo
enfrentarse a sus emociones… o no quiso… Pero…. ¿Cómo quieres entender por qué se ha ido ella, si no sabes por qué te
fuiste tú? La verdad que su mente no le ponía las cosas fáciles, pero tenía
razón, no podía enfadarse con Sandra por hacer lo mismo que había hecho ella…
Se tranquilizó pensando que si
era lo mismo que había hecho ella, volvería al día siguiente, lo arreglarían y
seguirían siendo amigas. Con ese pensamiento, consiguió, al fin, despegar su
mirada del punto en la pared donde la tenía perdida. Y así, en ese estado casi
vegetal, se fue a su habitación, cerró la puerta y se tumbó en la cama con la
esperanza de caer rendida y no tener tiempo de pensar más.
Obviamente, su cabeza tenía otros
planes, así que se quedó el resto del día dando vueltas en su mente a todo,
desde la pelea con su chico, hasta la huida de Sandra, pasando por las noches
que se había acercado con la bici a mirar por la ventana de Sand sin que ella
lo supiera…
…
Al día siguiente
Sandra había decidido dormir en
el sofá aquella noche y eso, estando su madre en casa, suponía despertarse
pronto para que no se enterara. Cuando lo hizo, a las 9 de la mañana, cogió
unas zapatillas y un chándal y salió a correr con la música a máximo volumen,
como hacía siempre que había tomado una decisión y no quería que, al pensarlo
más de la cuenta, su subconsciente le llevaba a cambiar de idea.
Salió a correr por su ruta de
siempre, pero esta vez se le quedó pequeña. Aquello no supuso dejarlo sino todo
lo contrario, cogió otra ruta, o mejor dicho, se dejó llevar por una mente que
en aquel momento lo único que quería era borrarse del mapa.
…
Lorena, lejos de lo que se
esperaba, no estaba nada cansada aquella mañana. Sabía que tenía que hacer
tiempo hasta que Sandra se decidiera a localizarla para explicar la huida, así
que decidió hacer lo que tantas veces le había dicho esta que hacía cuando no
quería pensar, salió a correr por cerca de su casa.
En ello estaba, cuando de pronto
se chocó con otra chica que venía corriendo en dirección opuesta. Ambas cayeron
irremediablemente al suelo, con un sonoro grito que creo el consecuente círculo
de curiosos alrededor.
-
Lo siento, ha sido culpa mía, iba con la música
y no te he visto…
Se levantó una de ellas con
bastante rapidez mientras la otra era ayudada por una pareja.
-
No, no pasa nada… estoy bien
Se volvió para dedicarle una
sonrisa a aquella chica que demostrara la veracidad de sus palabras, pero esta
se tornó en una mueca de sorpresa al reconocer su rostro.
-
¿Sandra? – quería asegurarse de que realmente
fuera ella y no una ilusión por las ganas que tenía de ver a su amiga.
-
No, te equivocas – dijo con voz dura.
Sandra salió de allí corriendo
tan rápido como había llegado, no se lo podía creer, había salido a correr para
no pensar en ella y justo va y la tira al suelo… Pero ¿Qué hacía ella allí? Miró la calle, no podía creer lo que estaba
viendo; se había dejado llevar por sus pies sin rumbo fijo, simplemente
esquivando a la gente que impedía que subiera el ritmo de su carrera. Pero allí
estaba, en el barrio de Lore, y no solo en el barrio, sino en la puerta de su
casa. Se había pasado casi dos horas fuera y sus pies le habían llevado justo
delante de la puerta de la chica a la que se había negado a ver nunca más. ¿Qué se supone que tenía que hacer ahora?
-
Joder, menos mal que te has quedado ahí parada,
con lo que corres, ya pensé que no te cogía nunca - dijo una fatigada Lorena doblando la esquina
- ¿Qué? ¿no me vas a saludar? ¿Vas a volver a decir que no eres tú?
-
Hola
- Mira, sé que estás mal, pero entra en casa y
hablamos… que esto de correr no sé cómo lo aguantas, definitivamente no es lo
mío
-
No
-
¿No? ¿no, qué?
- Que no voy a entrar a tu casa ni vamos a hablar,
me voy, olvídate de mí, no quiero volver a verte nunca… Adiós
Se giró y, de nuevo, salió
corriendo en dirección a su casa, dejando a Lorena con cara de tonta delante de
su puerta sin entender absolutamente nada.
…
En casa de Sandra
La madre de Sandra estaba en la cocina
y al oír la puerta, salió al pasillo de la entrada para recibir a su hija con
una sonrisa en la cara.
-
Hola – Sandra pasó directa a su habitación
ignorando por completo a su madre, que se quedó en la entrada con la palabra en
la boca – yo a esta niña no la entiendo, ¿qué le pasa ahora?
El ruido de la olla le hizo
reaccionar y volver a la cocina a terminar la comida antes de que se quemara y
preparase un estropicio.
…
Lorena había seguido a Sandra,
pues estaba segura de que volvería a parar y quería que le explicara esa bomba
que acababa de soltarle.
Llamó al timbre 10 minutos
después de que entrara Sandra, la madre le abrió y vio cómo Lorena tampoco se
paraba a saludar e iba directa a la habitación de su hija.
Aquello descolocó todavía más a
la pobre mujer, pero de nuevo el ruido del aceite saltando, le recordó que
tenía que cuidar la comida para que no se quemase.
- Algún día me van a dar un susto de verdad, se me
va a olvidar que estoy con la comida y vamos a salir todos por los aires…
-
Mamá, no deberías hablar sola, que no eres tan
mayor – dijo el hermano de Sandra que entraba en la cocina a por un vaso de
agua
-
Y tú no deberías espiar a tu madre…
-
Oye, que yo solo venía a por un poco de agua… -
se defendió él
-
Bueno, ya que estás aquí, ¿Tú sabes qué le pasa
a tu hermana?
-
Pues ni idea, solo sé que esta mañana se ha
levantado prontísimo y se ha ido a correr hasta ahora.
-
¿A qué hora exactamente?
-
Pues hace un par de horas… algo más tal vez….
Por cierto, ahora que lo pienso ¿y quién es esa chica que ha entrado a su
cuarto?
-
Lorena
-
¿Qué Lorena?... ¿Lore?
-
La misma
-
¿Pero no habían cortado?
-
No sé, a mí no me preguntes que yo soy siempre
la última de enterarme de las cosas en esta casa….
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: