miércoles, 29 de octubre de 2014

Un día tan raro como todos...

Un día en el que el mundo parezca dejar de girar,
un día en que la luz del sol nos atravesase en vez de proyectarnos,
un día que no suponga un cambio en nadie más que en nosotras...
Ese día podemos hacer que sea cualquiera de los que vivimos.

Porque aun recuerdo aquel 40 de enero,
el momento exacto en que detuvimos el tiempo.
Ese en que nos dejamos arropar por la luz de las estrellas,
y bebimos tequila con kas naranja porque nos lo susurró la luna llena.

Porque los mejores momentos que en mi diario quedé anotados,
esos que guardo con cariño en el medio del pecho...
Los dibujamos juntas con una tiza inventada en el lienzo de la vida.

Por todo lo que vivimos, creímos, soñamos, escribimos y borramos.
Por lo que no dijimos, ni pensamos, ni hicimos ni destrozamos.
Este noviembre te espero donde siempre, para seguir la rutina que nunca empezamos...

domingo, 26 de octubre de 2014

Sr. Final - Poesía triste



Sr. Final

Tez blanquecina de tacto áspero,
cara que se marchita como el viejo rosal,
hojas gastadas del libro del destino,
se acerca el final.

Se pierde la mente que aprendió a viajar,
tropiezan raíces, se acerca la mar,
rojizas mejillas húmedas de sal,
se atisba el final.

Cansada sonrisa que se olvidó de besar,
vigías con sueño dejaron de mirar,
agotadas las fuerzas,

ha llegado el final.


   >>  Sé que estos versos son más tristes que los que suelo escribir, aún así espero que os gusten... Pasad un buen día 

sábado, 25 de octubre de 2014

Stuck in the change

You are stuck in yesterday
but I am one of those who thinks
that life is a lifetime change.
I'm not stuck in yesterday
and that's what makes me think
we can't be nothing more than friends

And I promise you
I have tried to stay the same
But I'm used to improvisation
to follow strictly my imagination

So today I can be a hero
and tomorrow I may be the thief
The policeman will be compleatly crazy
but in fact I love life to be like this

El tiempo vuela


Se ha caído un ángel
y a mis manos ha ido a dar.
Yo lo he recogido con cuidado
y, por ayudarle, me ha enseñado a volar.

Hoy, junto con el nuevo día,
ha nacido otra yo.
Una versión distinta de mí;
con los mismo fallos,
pero un año mayor.

Me dicen que debo de haber madurado,
que al fin, habré aprendido a pensar…
Pero no me meten miedo,
yo sé que sigo siendo igual.

Con el peso de los años
quieren atarnos al suelo,
pero lo que desconocen
es que puedo echar el vuelo

jueves, 23 de octubre de 2014

La historia que no pasó

Esta vez no voy a empezar la historia con “Érase una vez”, porque esta es una historia que no fue, esta historia que voy a contar a continuación no sucedió nunca…

Nunca capturó un dragón a una bella princesa, a la espera de su príncipe azul. Tampoco llegó el susodicho al castillo, a enfrentarse con el salvaje animal para demostrar su amor. Ningún juglar contó la historia del héroe en su poblado para conseguir hacer fortuna. No llegó ningún joven caballero a reinar su pueblo, aclamado por su gente y amado por su esposa.

No, queridos desconocidos lectores, esta historia no es como todas las que ya hemos leído, no es la historia común que todos conocemos de reinados y dragones…
Esta es la versión del dragón. No digo con ello que sea la versión real, de hecho la “real” sería la de la reina… ¿no?

Podemos decir que esta es simplemente la cara B de la historia.


Dejadme presentaros al dragón, ese animal magnífico, alado y majestuoso que un día surcó los cielos en busca de su lugar en La Tierra.

Este en concreto, el de esta histora, es un día apresado y llevado a un castillo.

Allí, alejado de los de su raza y su familia y sin nada que hacer salvo dar vueltas al castillo, el pobre animal se enfada con frecuencia. Tal vez consigo mismo, tal vez con su desconocido captor, o incluso es posible que con las cadenas que le impiden volver a su hogar.

Es un dragón; grande, fuerte, maestro de los cielos y con un poderoso poder para producir fuego… ¿Tan raro es pensar que cuando un dragón se enfada lo quema todo a su paso? ¿Podéis juzgarle por ello?

Pero el dragón también es un animal sabio, vive mucho tiempo, no tiene sentido pasarlo siempre mal, ¿verdad? Así que llega un momento en que ese dragón atado al castillo, termina aceptando su situación y acostumbrándose a que eso sea así.

Decide hacer de ese su nuevo hogar, busca algún hobby, algo que hacer para pasar las horas… Quizá lo intentó con la pintura, la escultura, la lectura y otras mil posibles aficiones, pero finalmente se decidió por el ejercicio.

Así es como, dentro de lo que le permitían las cadenas, el dragón de esta historia se mantuvo en forma sin demasiado esfuerzo. Quizá se aficionó a la versión individual del quiddich, pues consiguió aprender los movimientos que le permitían volar sin que las pesadas cadenas lo hiriesen o frenasen.

Todo parece ir bien, ¿verdad? No está en libertad plena pero no pasa nada, vive con ello y hasta parece que es feliz…

¿Sí? ¿Eso creéis? Genial

Este es el momento perfecto, pues, para que volvamos a cambiar los planes de este dragón. Vamos a meter a una persona en el castillo.

Pero no a una persona cualquiera, vamos a meter a una chica guapa, a la que no le gusten nada los dragones, friolera (para poder soportar el intenso calor que supone un castillo rodeado de fuego día y noche)… Pero, lo más importante, vamos a decirle que es por su bien, porque está maldita y solo el beso de un príncipe azul puede salvarla.

El dragón es pacífico, al fin y al cabo, la chica también está a disgusto, así que ¿para qué molestarse en matarla?

Pero aun así, hay que reconocer que es una putada difícil… El dragón acaba de perder parte del castillo, ya que si entra quizá la muchacha se sienta atacada y decida defenderse…

La cosa es tensa al principio, pero la chica de esta historia no tiene tan mala pinta… No se ha metido de momento con el dragón y, tal vez porque es su única compañía, empieza a verle como su amigo protector.

No pueden hablarse, no hablan la misma lengua, pero hay gestos que indican que hacen un pacto de cohabitación pacífica.

Así pasan los años y, un buen día, la muchacha encuentra el final de las cadenas y decide desatarlo para que vuele libremente y se vaya de allí si quiere.

Pero, como ya he dicho, el dragón se había acostumbrado a aquello, así que decide quedarse.

Luego piensa que quizá la mujer lo ha liberado para que se aparte y así poder salir de allí, así que decide que se irá uno o dos días y luego volverá a su hogar.

Pero la mujer sigue allí cuando vuelve, así que siguen pasando los años y se hacen cada vez más amigos: vuelan juntos, la mujer lee en voz alta alguna aventura épica, el dragón enciende las chimeneas para que la mujer pueda cocinar… Vamos, unos compañeros de piso como otros cualesquiera…

Todo parece que va a acabar así hasta que un día llega un “mindundi con pintas” al castillo.

Tanto el dragón como la mujer suponen que es el nuevo inquilino y deciden que han de darle una bienvenida, así que sale a saludar el dragón.

A partir de ahí todo se tergiversa; el “mindundi con pintas” va armado y grita ser un caballero que viene a salvar a la princesa, esta no sabe qué hacer porque nunca ha visto a un caballero y el dragón piensa que lo mejor es hablarlo y explicar al “mindundi con pintas” que esa mujer no está allí obligada.

Pero cada vez que el dragón trata de acercarse, el otro lo ataca o huye, así que en una de esas veces, decide retirarse y dejarle hacer.

El caballero llega a la habitación de la princesa y la secuestra para que sea su mujer criada.

La mujer no se defiende y deja ese trabajo al dragón, quien, esta vez, gana al muchacho, salva a la mujer y continúa su vida con su compañera de piso como tenía pensado.

El muchacho no ha sido asesinado, solo apartado, así que suponen que volverá a intentarlo.

Por primera vez, y gracias a las lecturas de la mujer donde pudo conocer su idioma, el dragón habla a la mujer:

-         ¿Quieres conocer a mi familia y dejar este castillo?

Y la mujer sube al lomo que le ofrece su amigo y marcha con él al mundo de los dragones, las hadas, la magia y todas esas cosas que nadie creería nunca si se lo contaran.


Esta es la historia del dragón y esto es lo que pasó con esa princesa.

Si no lo cree, señoría, entonces juzgue a mi cliente como una bestia, pero recuerde: solo lo han detenido porque el ser humano ha querido edificar en unas tierras en las que vivía y, además, ya ha tirado abajo su antiguo castillo, así que se ha visto en la calle y sin hogar con una familia a la que cuidar.

Así pues, ahora le pregunto a usted: ¿Quién es aquí la bestia, el dragón o el hombre?

lunes, 20 de octubre de 2014

Sin editar - Plasmar un sueño

Adoro el sonido de las teclas
cuando escribimos conjuntamente
el portátil y yo, hechos uno
y escribiendo los versos tal cual salen.

Me encanta el rasgar de un boli

sobre el fino papel cuadrículado
que tantas veces nos sirvió de musa.
 
Soy la fan número uno
de las virutas de goma que quedan al borrar
de los restos de lápiz en las llemas de los dedos
del arte hecho arte...
                ...por plasmar un sueño intangible


viernes, 17 de octubre de 2014

Baile de sillas - cap. 9



BAILE DE SILLAS

Esta historia trata de una chica algo frustrada cuyo único sueño es bailar. Lo consigue al llegar al instituto nuevo en LA, la única pega es que para hacerlo ha tenido que mentir. Cuando llega al instituto ha tenido un problema en las piernas y va en silla de ruedas, al principio piensa que es un gran problema, pero descubre que gracias a ello encaja a la perfección y es totalmente aceptada por sus compañeros, cosa que rara vez le había pasado. Pensó que era su silla de ruedas lo que gustaba a la gente, así que aunque ya no necesitaba la silla, la seguía usando. Estuvo bailando con ella, cantando y encajó perfectamente en un grupo que se hizo famoso, no solo en el instituto, sino también a nivel estatal. Es en ese grupo donde conoce a una chica de la que se enamora, aunque al principio hay problemas por su miedo al rechazo, finalmente salen juntas y todo es perfecto, hasta el momento en el que la descubre bailando de pie y todo se desmorona. ¿Qué hará esa chica al saberlo? ¿Y la protagonista, volverá a bailar?





Cap. 9 –

Acabé los deberes mucho antes de lo que pensaba, por lo que tenía la tarde entera libre. De normal habría ido a ensayar, habría quedado con Aly, igual habría cenado con los Rollernoters… Pero ¿qué se suponía que iba a hacer ahora?

Como no podía pensar en nada mejor, me puse a buscar una película en el ordenador para pasar el rato. Terminé viendo “Loving Annabelle” por enésima vez mientras garabateaba casi sin darme cuenta en un papel. Cuando acabó la película miré la pantalla del ordenador con cierto aire de nostalgia, había pasado dos horas entretenida pero ya no me quedaban ideas para pasar el resto de la tarde.

Salí del hotel para dar una vuelta por LA y acabé, como siempre, en un pequeño parque que solía estar casi vacío pero que, por alguna razón, me transmitía una paz inusual. Recuerdo que la primera vez que fui a ese parque fue el día que vine con mis tíos para decidir lo del hotel, visitar la escuela y todo eso. Parece mentira que ya haya pasado un año desde aquello.

Por aquel entonces aún no iba en silla de ruedas, así que me metí debajo de la pequeña fuente, jugué en los columpios, bailé en el césped… Recuerdo cada detalle de ese día; como la cara que puso mi tío cuando volví a casa empapada y llena de barro y verdín. Había sido un día duro de caminatas y búsqueda del mejor hotel que nos hiciera una buena oferta, pero ese momento a solas en el parque me había hecho olvidar todo el cansancio.

Ahora que lo pienso, es lo único que saqué en claro del viaje, porque como luego me pasó lo de la pierna, el hotel que elegimos ya no nos valía y tuvimos que buscar uno con rampitas para la silla.


Will estaba en casa hablando con Buffy, no era una discusión, porque ellas nunca discutían, pero era un tema que a ninguna de las dos les gustaba; Aly

Desde lo que pasó con Marie, cada vez que las hermanas hablaban de Aly y los Rollernoters la cosa se ponía tensa. Willow nunca había querido inculcar sus ideas en las de su hermana como solían hacer las hermanas mayores, estaba muy a gusto sabiendo que tenían opiniones distintas sobre muchos temas y que podían ser ellas mismas. Aun así, ella conocía a Aly y, pese a saber por qué a Buffy no le caía bien, no podía evitar explicarle que no era tan mala persona.

-         ¿Cómo puedes seguir defendiéndola?
-         Es mi amiga, Buff, por eso la defiendo
-         Bueno, pues no entiendo por qué lo es, después de lo que hizo con Marie y con Marco…
-         Se equivocó en lo de Marie, no te lo niego, pero también estarás de acuerdo en que lo de Marco fue cosa suya, podía haber dicho cualquier otra cosa… Y no creo que tú seas muy objetiva en el tema Marie, ¿no crees?
-         Tienes razón, no lo soy, pero me jode lo que pasó, Marie sufrió mucho por culpa de tu amiguita a la que tanto defiendes.
-      Buff, te lo he dicho más veces, Marie no fue la única que sufrió, solo que cada una buscó una salida diferente.
-         Está bien, no me gusta discutir contigo y ese es un tema que siempre nos hace acabar mal a las dos, así que no quiero hablar de lo que pasó con Marie y Aly…
-         Es cierto, siempre que sacamos el tema acabamos mal tú y yo.  Mejor hablemos de otra cosa, ¿qué tal la tarde? – El ambiente se había tensado bastante, pero ahora estaban más relajadas sentadas las dos en el sofá de casa.
-         Pues no creo que eso cambie mucho de tema, he pasado la tarde con Marie y… - calló de pronto Buffy
-         ¿Y… qué? No me dejes a medias
-         Bueno, es que no te va a gustar…
-         No me lo digas, habéis ido a casa de Sofía, ¿me equivoco?
-         ¿Cómo lo sabes?
-         Porque a mí también se me ha ocurrido la misma solución, con razón estaba tan seca conmigo, estaría harta de visitas.
-         Pobrecilla, verse envuelta en este lío tan pronto.
-         Pues sí.

Y allí se quedaron las dos en silencio, pensando en lo que les pasaba a sus amigas.


Aly les había dicho a los chicos que dejaran las coreos para otro día y se fueran a casa a descansar. Ella estaba también muerta de cansancio, pero no quería volver a casa todavía, tenía que pensar en qué haría con Sofía...

Decidió dar un paseo, así que se puso la música bien alta y empezó a andar sin rumbo fijo. Le encantaba hacer aquello en LA, la gente parecía pasar a cámara lenta cuando llevaba sus auriculares a todo volumen, pues ella andaba casi sin darse cuenta al ritmo de la música.

Pasó por varios edificios, alguna palmera, un par de tiendas, más edificios… Empezaba a anochecer y las palmeras quedaban preciosas a la luz de la luna… Se sorprendió de pensar aquello, llevaba una vida viviendo allí y nunca se había fijado, pero era lo primero que había dicho Marie en su primera “cita”.

Siguió andando sin querer plantearse por qué se le había ocurrido aquello, pero una silenciosa sonrisa se había dibujado en su cara mientras miraba las palmeras.

martes, 14 de octubre de 2014

Sin editar - Algo más libre que el verso

Con cada una de mis respiraciones
tu imagen nítida se deshace ante mis ojos,
tu recuerdo se perfora y difumina
como quien quema en cuencos de barro
las viejas fotos.

Con cada inhalación, un nuevo pensamiento;
con cada exhalación, uno antiguo que se quema.

Y aunque pensé que era lo que quería, me asusta,
hasta el punto de llegar a paralizarme el miedo.
Yo no quiero olvidarte,
pero al paso que arden las imágenes,
                                mañana, tal vez, ya no quede nada nuestro.

Mas me doy cuenta ahora de que ni el fuego puede matarlos,
de que quemar tus recuerdos tan solo irrita mi garganta.
Tu presencia en mi cabeza me taladra los sentidos
pero no quiero que te vayas, no sé vivir sin tu voz
en mis oídos.

Tan solo te pido tiempo, tiempo...
Un minuto de silencio para tratar de hacerme a la idea.
Pues si cada día voy tirando con un minuto sin ti,
tal vez llegue un momento en que sepa vivir conmigo...

viernes, 10 de octubre de 2014

Eligió su destino



Eligió su destino



No quiso depender de nadie
Y eligió su destino.
Se hartó de oler las rosas,
se cansó de sujetar la carga,
y eligió su destino.
No hubo ni tan siquiera una carta,
no dejó un adiós ni un escrito.
No recuerdo sus últimas palabras
porque tal vez jamás las dijo.
Me dijeron que tenía que olvidarla,
que hiciera como que no había sucedido,
sobre todo, que no me culpara,
que no tenía nada que ver conmigo.
Ella lo era todo.
Ella no necesitaba nada.
Ella era fuerte…
Y eligió su destino.
Yo jamás pensé que lo hiciera,
no supe ver lo que sufría,
no sabía que llegaría tan lejos,
que sería ella misma
quien eligiera su propio destino.



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