Por alguna razón que sobrepasa mi entendimiento, no puedo
dejar de pensar en ti, de recordar los buenos tiempos, en los que tu mirada y
la mía reflejaban el mismo sentimiento. Esos momentos en los que podía pensar
en ti sin sentirme tan culpable como me siento ahora.
Tal vez fueran pocos, pero esos momentos de cordura, de
pasión, de ternura... los momentos que tú me regalaste, se repiten en mi cabeza, donde se antojan
perfectos, dignos tal vez de una novela romántica.
Sé que esta carta no llegará a tus manos, que tus preciosos
ojos negros no leerán estas líneas… Lo sé porque no tengo el valor suficiente para pedirte lo que más quiero,
lo que mi cuerpo más pide a cada momento.Y aun sabiéndolo te escribo, para contarte
que te extraño y que la cagué al dejarte marchar.
Te escribo para decirte que lo que más quiero en este mundo es un último abrazo, un último beso, un
último adiós... un último "te quiero"...
Porque escribir “te quiero” en un papel parece algo muy
pequeño, pero representa lo más grande de este mundo, algo tan grande como el
vacío que tu ausencia dejó en mi alma. Como ese corazón tan grande que te
empeñas en esconder o esa ternura que un día me regalaste.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: