Ella nunca pidió razones para seguir adelante, tan sólo alguien que le cogiera de la mano y le acompañase a la salida. (...) El camino estaba oscuro y no tenía ni idea de a dónde le conduciría, pero estaba deseando averiguarlo, el único problema era decidir por dónde...
Os cuento, resulta que una buena amiga mía, conocida como Rubí (por su melena dorada), decidió esta mañana ir a visitar el bosquecillo que hay detrás de la facultad. No nos ha dejado acompañarla, porque decía que era una prueba de valentía para impresionar a no sé qué chico nuevo... El problema es que nadie sabe a dónde lleva el bosque o qué puede haberse encontrado allí y lleva más de cinco horas ahí metida.
Vamos, que estamos muertos de miedo, pero no nos decidimos a ir a buscarla así sin más. ¿Que por qué? Muy Fácil, nuestros veteranos nos avisaron hace unos minutos de que nadie ha vuelto nunca del Robledal, al principio pensamos que era para meternos miedo, pero por alguna razón empiezo a creerles.
Por otra parte, Rubí es una de mis mejores amigas, así que no puedo dejarla tirada tan fácilmente... Está bien, entraré a buscarla... ¿Me deseáis suerte?
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: