Hay sonrisas que ocultan el mejor de los amaneceres; esos que se ven entre mantas y fuegos de campamento, esos que comparten luz con las luciérnagas... Hay sonrisas que, simplemente, merecen mucho la alegría.
Por todas ellas, ¡¡seamos felices!!
Ella no se daba cuenta,
estaba aún en su mundo,
pero, al otro lado de la pantalla,
mis ojos
perseguían sus labios
con el único propósito
de hacerla sonreír...
Durante el resto de mi vida.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: