No hay
duda;
la vida
no espera a nadie.
Se
suceden las horas,
los minutos,
los segundos…
Los suspiros.
Pero
sucede.
De pronto,
aquello que
siempre soñaste,
sucede.
Y como todas
aquellas horas,
minutos,
segundos,
suspiros…
se acaba.
Aferrarse
al aire que inspiramos,
no querer
desatar el nudo de la garganta,
volver la
mirada a esa realidad torcida…
No
arregla nada.
La vida
no espera al último pasajero
y, por pronto
que llegues a la sala de espera,
queda un
camino por recorrer
hasta
la puerta de embarque
Aférrate
al viento de esas alas,
a esa
vida que promete el monitor,
a esa
pantalla que anuncia UN destino.
No
sueñes en vano,
no dejes
caer tus fuerzas en saco roto,
aférrate
a UN sueño.
Aférrate
a TU sueño…
La vida
no espera a nadie.
No.
Pero aún
quedan muchas horas,
muchos minutos,
muchos segundos,
y muchos
suspiros.
Coge aire,
deja que
suceda…
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: