martes, 15 de abril de 2014

La mente lo sabe - cap. 4


LA MENTE LO SABE
Una niña pequeña puede crecer, un árbol dar fruto, un animal morir, pero todos tienen una historia que contar, una vida (corta o larga) que narrar antes de viajar a otro mundo. Mónica contará su historia y nos introducirá al mundo de la belleza, a la destreza total de lo natural y a los secretos de la mente. Bajo la mirada y la protección de Shrilka, Mónica luchará por un motivo justo: volver a casa.


Capítulo 4 – Puedo explicarlo…

A penas habían empezado aquel viaje cuando maestra y dragón frenaron la transición y mandaron a Mónica actuar con normalidad. Como si fuera tan fácil, pierdo la comunicación mental con Shrilka, Sharick desaparece ¿y yo tengo que actuar normal? Pero, ¿por qué? ¿Qué está pasando? Shrilka, ayuda, ¿qué pasa?

La respuesta a su pregunta no formulada llegó doblando la esquina; una chica de su clase había abierto la puerta de la sala y estaba parada en la puerta como si hubiera visto un fantasma. 

-         Shrilka, ¿cuándo ha llegado? ¿qué ha visto? ¿qué hago?
-         Ha visto el destello cuando íbamos a cruzar a mi mundo, pequeña, tienes que explicarte y rápido, así que será mejor que te inventes algo convincente antes de que ella empiece a hacer suposiciones.
-         ¿y qué se supone que tengo que decirle? ¿Cómo explico un destello de luz cegadora proveniente de ninguna parte que comunica a una Maestra del Kia y a su discípula con el mundo de un gran dragón….?
-         Nada de excusas, peque, es imposible que ninguno de los dos le digamos nada, eres la única con un aspecto y una voz normal.
-         ¿y qué hay de ti? Tu parecías normal
-    No, te lo parezco a ti, pero mi hechizo solo funciona contigo, para el resto tengo mi aspecto natural…
-         ¿cómo es tu aspecto normal? – el miedo ya se había apoderado de Mónica y la confesión de Sharick acababa de empeorar aún más las cosas, sin saber lo que la chica había visto no sabía cómo salir del paso, ¿qué excusa podía dar para algo que no sabía lo que era?
-         Digamos que… no parezco exactamente humana.
-         ¿Humana? Mónica, no puedes ni imaginarlo, será mejor que no des datos… no sé, pero contesta ya.

Aunque parecían varios minutos, solo habían pasado un par de segundos (es lo bueno de la telequinesis, es terriblemente veloz).

-         ¿Mónica?
-         Espera, ¿me conoces? ¿Eres…?
-         Soy Ana, ¿qué haces aquí?
-         ¿Ana? ¿Ana López?
-         La misma, ¿te acuerdas de mí?
-      Claro, fuiste mi compañera los primeros años de escuela hasta que te fuiste a la gran ciudad, ¿qué haces aquí?
-       Bueno, me llamó el director, dicen que estás muy rara y que yo era la única que conseguía saber lo que te pasaba.
-         ¿Y qué crees que me pasa? Si soy la misma de siempre
-         ¿La misma de siempre? Pero si estabas brillando cuando he entrado
-         Puedo explicarlo
-         Adelante entonces
-         Mónica, ¿qué haces? ¿Quién es Ana, qué quiere y qué coño piensas explicarle?
-      Shrilka, no es momento de reñirme, además, no digas tacos que luego me los pegas y haces entrenar el doble como castigo.
-    Chicos, dejad de discutir y libraos de esa chica, porque si no me libro yo de ella y no creo que os vaya a hacer mucha gracia lo que se me está ocurriendo.

La verdad es que Sharick tenía razón, Shrilka también, ¿qué iba a decirle a Ana? Solía contárselo todo, pero no iba a creerle si le hablaba de dragones y viajes a otros mundos mediante la magia… 

-     ¡Callaros! Sé que sois superiores pero ya me echáis la bronca luego, ahora dejadme a mí.
-     Mira, Mónica, sé que estás cabreada, pero sabes que le importas a más gente de la que piensas, entre ellas a los profesores de este ruinoso centro y a mí, claro. ¿No vas a contármelo? ¿Ni si quiera a mí?
-         Ana, no te enfades, no es que no quiera contártelo, es que no hay nada que contar.
-         ¿Y esa luz? ¿Piensas hacerme creer que no he visto lo que he visto?
-         A ver, habrás visto el reflejo del cristal con la luz de mi linterna, ya sabes que siempre me gustaron los inventos, estaba practicando, nada más.
-         ¿Pretendes que me crea eso?
-         ¿Cuándo te he mentido yo, Ana?
-         Nunca, que yo sepa, pero ¿yo qué sé? Hace mucho que no te veo
-         Pues no he cambiado, “mami”
-         Lo que tú digas. – Mónica asintió con la cabeza, conocía a su amiga y sabía que no se había creído del todo la historia, pero que la dejaría en paz, por lo menos un par de horas. – Vámonos entonces. Tendrás cosas que contarme, ¿no?
-         No demasiado, ¿la verdad? Pero vamos, seguro que tú sí, debes estarlo deseando.
-   Vale, has salido del paso, ahora vete, nosotros avisaremos a Los Adultos y posponemos nuestra reunión para mañana, pero líbrate de ella.
-         Gracias, grandullón, me encanta tu apoyo…

Mónica se fue con Ana y hablaron durante todo el día de todo lo que había pasado en aquel lugar mientras Ana estaba fuera y Ana contó lo que había estado haciendo ella en la ciudad, en su facultad de medicina.

Ana quedó tranquila y terminaron despidiéndose bajo la promesa de que se cuidarían y de que seguirían en contacto como les fuera posible. Pocos humanos comprendían a Mónica, pero Ana era uno de ellos. En realidad la única, no sabían muy bien por qué, pero siempre se habían llevado bien, las cosas eran muy fáciles entre ellas. Nunca había mentido a Ana, ojalá Shrilka me dejara contárselo todo.

Pese a estar un poco enfadada con Shrilka y Sharick por no dejar que le contara la verdad a su amiga, Mónica no podía decir nada, ese día iban a conocer a Los Adultos y todo tenía que salir bien.


[Ese mismo día, a las 20:00]

-         Está bien, si ya se ha ido tu amiguita, tenemos que hablar con los grandes de verdad.
-         La pedante maestrucha tiene razón, aunque pierda totalmente las formas.
-         Vámonos entonces

De nuevo la luz, de nuevo la sensación de mareo y justo cuando estaban a punto de salir… 

-         ¿En serio? ¿Qué pasa ahora?
-         Mónica, enana, esta vez sí que me encargo yo…
-         ¿Quién está ahí?
-         ¿Mónica? ¿Has acabado ya con la sala?
-         Eh… Bueno, la verdad es que me gustaría tenerla una ratillo más, profesor, ¿la necesita para algo?
-         No, pero como normalmente acabas a las seis y ya han pasado dos horas más… pensé que pasaba algo
-         No pasa nada, de verdad, todo está bien, solo necesito la sala unos minutos más.
-         Vale… - Justo cuando parecía que se iba a ir, se dio la vuelta de nuevo y añadió – solo una cosa más, ¿qué era esa luz blanca?
-         Otra vez… ¿qué pasa en este instituto?
-         Sharick, calla, por favor…
-         Profesor, puedo explicarlo

Pasó tantas veces que me voy a limitar a contaros las excusas:

Al profesor: - Puedo explicarlo, se trata de la ampliación de la luz del exterior en una superficie reflectante…

Al director: - Puedo explicarlo, es un proyecto de ciencias

A un grupo de alumnas: - Puedo explicarlo, es cosa de mayores

A unos chicos: - Puedo explicarlo, es para un vídeo de YouTube

A la profesora de gimnasia: - Puedo explicarlo, intento mejorar mi resistencia al…

Pero al final siempre acababa igual, la persona se iba y al volver a intentarlo otro aparecía, Mónica daba lo que parecía ser una explicación convincente y vuelta a empezar.

-         Bueno, ya no queda más gente en todo el pueblo, es imposible que entre alguien más.
-         ¿Último intento?
-         Vamos allá

Pero esta vez ni siquiera apareció la luz, todas las personas que habían ido interrumpiendo durante toda la tarde, aparecieron juntas a la puerta mirando fijamente a Mónica; sin hablar, sin moverse… Le estaban poniendo los pelos de punta.

-         ¿Shrilka, qué pasa?
-         No lo sé, nunca había visto algo así
-         Pues si el alado no lo ha visto, yo menos.
-         Pues vamos bien, ¿qué hago?
-         ¿Saludar?

Mónica se fijó bien en el grupo, no sabía lo que pasaba, pero veía algo raro en ellos, llevaba demasiado tiempo tratando con ellos y tenía una memoria lo suficientemente precisa como para distinguir que algo pasaba, no eran ellos, eso lo tenía claro, pero ¿Quiénes eran? ¿Y por qué adquirían la forma de sus amigos y conocidos?

La supuesta Ana habló la primera, dando un paso al frente, alzó la voz y pronunció estas palabras:

-         La magia ha de ser concebida bajo la atenta mirada del que no mira, bajo el tacto del manco y la suave melodía del grito de un mudo. La energía del Kia será traspasada, de un mundo cordial al que no siente, del mundo impertérrito al impuro, de un maestro a su aprendiz, por el paso de los siglos mejorado y bajo el frío de la verdad acunado en las montañas de Mundo Cierto.

A coro, contestaron los demás con algunas palabras incomprensibles para Mónica: Shril’mahana, täuto de stókna, shohâna, Röushzà

Tras las cuales, dragón, maestra y aprendiz se encontraron nuevamente en las montañas nevadas donde se conocieron Sharick y Mónica por vez primera.

-         Es la hora

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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