[Para empezar, este relato no es mío, la autora, como podéis ver es Selene. Resulta que esta chica ha decidido retarme a partir de una entrada que yo pubiqué (ESTA). A cambio de este relato que ella ha escrito, me ha hecho un dibujo para que yo escribo a partir de él, cuando lo acabe de escribir, lo subiré al blog y espero que os guste.
Disfrutad del relato]
Y allí estaba yo, sumida en mis propios pensamientos, mis propias
dudas, sumida en mar de pensamientos contradictorios que me empujaban a caminar
en direcciones opuestas.
Ante semejante lío mental que se me planteaba. Empecé a no
distinguir entre la buena y la mala vida, el bien y el mal, lo racional y lo
irracional y a caer en una espiral que me hundía más y más en un foso sin fondo,
llegando a un punto en que lo único que me calmaba, era el amor que no tenía.
Cierto día, estando yo en el bosque desempolvándome de tanto
encerramiento en casa, me encontré con un duendecillo que se quedó mirándome.
Sus grandes ojos azules se clavaron en mí inspeccionándome
completamente, sus labios dibujaban una sonrisa falsa y diabólica como la del
Jocker, un peto verde con camisa blanca cubría su pálida piel, rompiendo la
monotonía con unas mejillas exageradamente rosadas, por último, un gorro rojo
fuego terminado en punta coronaba su cabeza.
Cuando término de inspeccionarme, torció la cabeza dejando soltar
una sonrisilla irritable y se puso a correr. No sé por qué, algo me
impulso a correr detrás de él como alma que lleva el diablo. ¡Y cómo corría el condenado!
parecía una ardilla encafeinada.
Se paró de súbito ante un muro, chasco los dedos y dos grandes
piedras se abrieron para dejar a la vista una oscura cueva.
El duende hizo un gesto con la cabeza para invitarme a entrar en
ella, y corrió de nuevo nervioso hacia el interior.
Yo exhausta ya, empecé a correr detrás de él gritando que se
parara, que no podía más. Pero cada vez que le soltaba una reprimenda, él
empezaba a correr más rápido y se reía de mí.
Frenó en seco ante otro muro, esta vez cogió unos polvos que tenía
alojados en un pequeño saquito colgado de la cintura y sopló hacia el muro.
Otras dos grandes puertas se abrieron, para dejar de nuevo paso, increíblemente
nos encontrábamos dentro de una gran caverna, con un agujero en el techo donde
pasaba la luz del exterior, el aire y el oxígeno
La caverna estaba llena de pequeñas casas dispuestas una al lado
de la otra formando una circunferencia que recorría toda la caverna, como un
gran pueblo en miniatura, por donde un centenar de duendes correteaban a sus
anchas.
A lo lejos, más o menos en el centro de la caverna, se veía un
edificio grande y majestuoso, así como un castillo.
Atónita ante semejante espectáculo, mi boca quedo abierta largo
rato.
El duende tiro del bajo de mi pantalón para sacarme de mi embobamiento y me
guió hasta el centro del pueblo, donde se encontraba el castillo.
Pude mirar por el camino, que no sólo había duendes allí, había
todo tipo de seres mitológicos que se disponían en círculos desde la entrada
del recinto hasta el centro.
Llegamos al majestuoso castillo, más grande y más majestuoso, de lo que se
podía percibir desde lejos.
Dentro nos recibió un ser extravagantemente grande y que
irradiaba fuerza, seguridad y poder.
Era hermoso cual obra de arte tallada en fino lienzo, sus cabellos
morenos y largos alcanzaban tímidamente sus hombros, sus ojos ámbar te
hipnotizaban, y a su espalda, nacían dos grandes y magníficas alas blancas.
Clavó sus ojos color ámbar en los míos y empezó a andar a mi
alrededor con un porte y unos pasos propios de un bailarín.
Finalmente se detuvo frente a mí, y me dijo:
- ¿sabes dónde se esconde la felicidad? La felicidad reside es tu
interior. Si tu interior no está feliz, tu exterior jamás estará feliz, así que
recuerda esto.
-"vive y deja vivir"
-" trata a las personas siempre como quieras que te traten a
ti"
Desecha a los que no cumplan este pacto, no te traerán más que
problemas.
-" haz siempre lo que creas que es correcto y no te
arrepientas nunca de lo que hiciste"
- Y sobre todo, "curte tu alma, tu cuerpo y tu mente, siéntete
orgulloso de lo que haces, y no te rindas nunca"
Ahí reside la felicidad
Un mareo inundó mi cuerpo y mi mente. Me desmayé y caí súbitamente
en aquel lujoso suelo, lleno de hermosos dibujos que encerraban mensajes
ocultos.
No sé cómo paso, pero desperté en mi habitación un tanto confusa y
desorientada. Cuando trate de explicar lo que me ocurrió, todos me tomaron por
loca y lo achacaron a un mal sueño. Pero yo sé que es real, yo sé que fue real.
Y que esas palabras guiarán mi destino, mi vida y mi felicidad, hasta el fin de
mis días.
~ Selene ~
*Nota: el texto está escrito con un móvil, así que si hay algún error, es entendible, ¿no?
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: