Esto
quedará entre nosotras;
este
momento, este sentir
o
el latir de los corazones…
Verte
amanecer entre mis brazos
y
perder el tiempo
tratando
de encontrar los pliegues
que
separan tu piel de la mía.
Desde
fuera, tal vez sólo vean
dos
locas que decidieron enamorarse,
y
por eso
esto
quedará entre nosotras.
Esa
alteración fugaz de mis sentidos
la
primera vez que te vi en persona,
el
desacompasado vaivén de mis andares
(presuntamente
decididos)
hacia
tus más insensatas locuras…
O
el sube-y-baja de tu pecho
cuando
tranquila descansas recostada en el mío.
Las
primeras palabras que nos dirigimos
no
fueron ni “hola” ni “¿qué tal estás?”
y
aunque haya quien se muera por saberlas
de
momento, al menos,
quedarán
entre nosotras.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: