Te ofrezco la luna, el calor,
el fresco olor a hierba mojada…
Cierra los ojos.
Te ofrezco el placer, la ternura,
una noche en vela que sepa a vainilla
o a nubes de tormenta…
Respira.
Te daré el mundo a momentos sueltos,
a trocitos de vida,
y cuando te lo haya dado entero,
me iré.
Llorarás por mí y maldecirás mi nombre,
y cuando me vaya ya no podrás extrañarme.
Siente.
Te enamorarás de mí inevitablemente,
al tiempo que querrás que me marche,
pero me quedo contigo,
hasta el último aliento.
Siempre
tuyo,
Un
corazón inquieto.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: