Que sigue doliendo tanto
como el primer día,
que no hay forma de cerrar
esta maldita herida.
Que le han salido garras a la duda
y me ha clavado sus colmillos la tristeza.
¡Qué pereza!
Amarte se convirtió en condena
y estar contigo en tan sólo rutina.
Volver a verte ahora
sería una pérdida de tiempo,
se perdió el momento,
¡fin del cuento!
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: