-2-
El timbre sonó y junto a él
siguió el sonido de los no más de 20 estudiantes que compartían curso con
Marta. Algunos entraron atropelladamente, ocupando los sitios del fondo de la
clase; otros más calmados y en grupos, charlando y riendo amigablemente. Fueron
pocos los que se fijaron en que la profesora no estaba sola en su mesa, y de
los que se fijaron, solo una chica saludó a Marta con una pequeña sonrisa en un
rostro inusualmente infantil.
Ferreimda anunció el trabajo que
se iba a presentar y pidió silencio y
atención. Luego el silencio ocupó la sala y todas las miradas se dirigieron
hacia la pequeña heredera de la fortuna Vovarní. Esta tragó saliva sonoramente,
respiró tratando de calmarse y se puso en pie, fijando su mirada en un punto
fijo en la pared pero obligándose a mostrar una pequeña sonrisa y una mirada
segura.
Su presentación fue espectacular,
digna del trabajo que estaba presentando, Marta sintió por un momento que todo
iba bien, que a la gente le estaba gustando y al fin aceptarían su talento
innato y su esfuerzo, pero todo ello se desvaneció rápidamente tras los
primeros susurros:
-
Sí, muy impresionante, me encantaría conocer al
AUTÉNTICO autor, ¿no le dará vergüenza aprovecharse así de alguien?
-
Esa no conoce lo que es la vergüenza, ¿no ves
que es millonaria? Se ha criado entre algodones, suelos alfombrados y cortinas
bordadas a mano con fibras de oro… - contestó riéndose el chico a quien le
habían susurrado la pregunta anterior.
Marta dirigió la mirada a aquel
grupo de jóvenes de dónde provenían los susurros, carraspeó y estos bajaron el
tono pretendiendo que la conversación no tenía nada que ver con la chica que
ahora hablaba con la cabeza alta, tratando de ocultar el efecto que aquellas
palabras habían tenido sobre ella.
Por otro lado, la señorita
Ferreimda había quedado impresionada, hasta entonces había creído los rumores
sobre aquella chica y por eso no había fijado especialmente su atención en
ella, pero allí estaba, con ese trabajo perfecto, una presentación modélica y
un brillo en los ojos que demostraba la veracidad de las palabras que con
pasión y orgullo pronunciaba a favor de
su obra. No había dudas, ese trabajo era suyo, y no solo eso, sino que
Ferreimda hacía ya mucho tiempo que no veía una vitalidad semejante. Desde ese
día, empezaría, sin darse cuenta, a admirar en secreto a esa pequeña muchacha
que solo quería encajar y hacerse oír.
Terminada la presentación, Marta
se dejó caer en su silla y esperó la respuesta de la sala. Hubo más susurros,
pero Marta prefirió ignorarlos. De pronto, una voz tímida pero decidida acalló
todos los sonidos de aquella aula:
-
Perdona, Marta ¿podría hacer una pregunta?
Marta alzó la mirada, tenía las
defensas bajas y no esperaba escuchar la voz de aquella adolescente, de cara
inusualmente infantil, que ya había llamado su atención al entrar en clase. El silencio
de la sala le recordó que debía contestar la pregunta, así que abrió su boca
dispuesta a hacerlo, pero de ella no salió sonido alguno.
Habían pasado escasos segundos
desde que aquella chica había hecho la pregunta, pero a Marta le estaban pareciendo
una eternidad y se obligó a contestar lo más rápidamente posible, así pues, se
limitó a asentir con la cabeza para indicar a su compañera que hiciera las
preguntas que quisiera.
-
Bueno, me gustaría saber un par de cosas. La
primera es qué material ha usado en los trazos de relieve del lienzo para darle
esa profundidad a su dibujo.
-
Pues… - Marta no espera ese tipo de pregunta, no
tenía prácticamente nada que ver con su trabajo, pero por la voz de aquella
muchacha, parecía querer ser un halago hacia su obra y el esfuerzo que había
requerido – usé diferentes tonos de pintura al olio y algún matiz de pinturas
pastel para darle profundidad, el relieve lo conseguí del desgaste de la
pintura tras varias capas de indecisión.
-
Guau! Eso es impresionante, nunca se me hubiera
ocurrido esa técnica, tendré que probarla en casa… jejej. Y bueno, respecto a
mi segunda pregunta… me gustaría saber por qué has decidido representar a los
personajes con tonos cálidos en vez de los convencionales tonos azules, ya que
se debe a una exposición de navidad.
-
Bueno, eso es fácil, quería mostrar la doble cara de los colores si se sabe
combinarlos. Creo que aunque sean unas fechas poco cálidas, meteorológicamente
hablando, se trata de fechas familiares muy señaladas en dónde el calor y la
cercanía de los seres queridos crea esa contradicción de sensaciones que es lo
que comúnmente se denomina espíritu
navideño.
Las palabras habían salido de su
boca, antes incluso de que hubiera podido pensarlas, había tenido la sensación
de estar sola en la sala con una amiga de toda la vida. Se había sentido libre
de decir lo que realmente sentía y pensaba de su obra. La pregunta de la joven
le había creado cierta confusión de emociones, ya que sentía que estaba
criticando su obra y debía defenderla, pero la tranquilidad y suavidad del tono
daban a entender la comprensión del lienzo y su imagen, además de un cierto
grado de admiración por el mismo. Marta miró a la chica, quien se acomodó en su
silla y asintiendo con la cabeza, en gesto de aprobación, añadió un último
comentario exaltando las cualidades de la obra, la perfección del trabajo y la
soltura de la exposición. Acto seguido sonó el timbre, disolviendo el ambiente
de respeto y aceptación que había envuelto la sala y acunado familiarmente a
Marta, que miró a la profesora para cerciorarse de que la clase ya había
concluido. Cogió sus cosas, observó cómo sus compañeros abandonaban la sala y
esperó a ver pasar a la chica y poder así acercarse a hablar con ella. Pero
justo cuando la chica traspasaba el umbral de la puerta y Marta se disponía a
interceptarla, la voz de la profesora sonó a su espalda:
-
Señori… Esto, Marta!
Marta se obligó a volverse, sabía
que en aquel momento sus estudios y su posible futuro tendrían que anteponerse
a la posibilidad de conocer a esa intrigante muchacha que parecía apreciar a Marta más que
cualquier otra persona que esta conociera.
-
Sí, profesora, ¿quería algo? – Marta no olvidó
guardar las formas y los modales que su madre le había enseñado para con los
profesores y personas responsables.
-
Bueno, quería…Felicitarte por tu trabajo – dudó
al escoger las palabras Ferreimda – has presentado un magnífico trabajo y será
elegido y llevado a cabo para la función. Me preguntaba si tienes alguna nota o
apunte que quieras matizar antes de que lleve tu boceto al taller de costura y
diseño.
-
La verdad es que tengo varias anotaciones, he
dejado el cuaderno con todas ellas en el maletín junto con el lienzo. Pero me
gustaría estar presente cuando les presente el proyecto, así podrán preguntarme
todas las dudas y podré ayudarles lo más posible, al fin y al cabo, es mi
proyecto y nadie lo conoce tan bien como yo – dijo Marta con una sonrisa
satisfecha en los labios
-
Está bien, ya te avisaré, enhorabuena por tu
esfuerzo, sigue así y lograrás sacar algo realmente ventajoso de tus estudios
en este centro
Y tras la pequeña conversación,
Marta al fin se vio libre de salir del aula.
La siguiente hora no tenía clase,
así que se fue a cafetería con la esperanza de que su misteriosa compañera se
encontrara allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: