Mírame una última vez antes de darme la espalda,
antes de marchar por la puerta para no volver,
déjame mirarte una vez más a la cara
para centrarme en cada fino hilo de color en tu pupila,
No sólo por la delicia de perderme en tu figura,
sino para poder recordarte cuando ya no estés...
Mírame una última vez como si fuera la primera
para poder, tal vez, resistir a la furia del tiempo.
No me sirven los dibujos, por más que parezcan fotografías,
pues siguen sin tener tu esencia, tu textura, tu sabor...
no son tú. Y no hay nada que remplace ese vacío;
ni en mi pecho, ni en el lecho, ni en la canción, ni en la poesía.
Mírame una última vez antes de dar otro paso,
pues llevo el corazón atado al tuyo y cuanto más te apartas,
más lo aprietas, sin querer (espero), estrangulándolo...
Déjame volver a verte, sólo durante unas horas
para poder retener en mi memoria, este último momento a solas.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: