Miré al mar
en busca de tu sonrisa,
del recuerdo de la luz
que tu aportabas.
Miré a la montaña
intentando encontrarte,
a ti, a tu voz, a tu cordura
pero no estaban.
Miré a la luna
anhelando su fría sombra,
su luz mortecina en solitario
y mágica si estás conmigo.
Miré al sol
dejándome arropar por él,
sintiendo el calor
porque el tuyo me falta.
Miré a las estrellas
dibujando en ellas tus ojos,
y dejando que su efecto
me acune un día más.
Miré a nuestras fotos,
a nuestros recuerdos,
y me di cuenta entonces
de que sí te amaba.
Y mirando recordé una cosa,
la vida pasa y cambia la gente,
los sentimientos y las acciones.
Hasta esas que compartí contigo.
Por las historias que rondan tu mente. Por las ganas de cambiar el mundo. Por las rimas. Por la música. Por el arte... El primer puercoespín enamorado de las letras comparte sus cuadernos de poesía. Cuidado, puede ser muy dulce o utilizar sus púas.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: