Por alguna razón, un tonto decidió hace tiempo, que los cuentos solo podían contarse a los niños; que la magia de que te lean un cuento, se perdía con los años, que de mayores ya no creemos en dragones y castillos… ¡Tonto!
Yo creo que los cuentos deberían ser para todos, así que este cuento te lo dedico A TI
Yo creo que los cuentos deberían ser para todos, así que este cuento te lo dedico A TI
LA HISTORIA
DE GAIA
¿Que quién es Gaia? Una chica cualquiera; con sus grandes virtudes y sus pequeños defectos, como todos.
¿Qué le hace especial? Bueno… será mejor que te lo cuente desde el principio:
Todo empezó hace muchos años, cuando Gaia no era más que una niña que paseaba por el bosque de camino a casa. Allí se encontró con Romi, la que tiempo después sería su mejor amiga.
Romi no era como las demás chicas que Gaia conocía, tenía algo que le hacía diferente... No era algo físico, porque físicamente era normal. Era, más bien, la forma en la que trataba a Gaia:
Se cogían de la mano
Se miraban a los ojos
Podían pasarse horas hablando, sin aburrirse
A Gaia le encantaba estar con Romi. Con Romi, a solas. Esa era su tarde perfecta, daba igual qué hicieran; si estaba con Romi, no sabía por qué, pero sonreía…
Pasaron los años, Romi y Gaia ya eran adolescentes, y llegaba la hora de ¡la Universidad!
- ¿Volverás en vacaciones?
- Y siempre que pueda
- ¿Te acordarás de mí?
- ¿Cómo podría no hacerlo?
Se despidieron y Gaia dio media vuelta, soltándose de su mano poco a poco.
¿Qué le hace especial? Bueno… será mejor que te lo cuente desde el principio:
Todo empezó hace muchos años, cuando Gaia no era más que una niña que paseaba por el bosque de camino a casa. Allí se encontró con Romi, la que tiempo después sería su mejor amiga.
Romi no era como las demás chicas que Gaia conocía, tenía algo que le hacía diferente... No era algo físico, porque físicamente era normal. Era, más bien, la forma en la que trataba a Gaia:
Se cogían de la mano
Se miraban a los ojos
Podían pasarse horas hablando, sin aburrirse
A Gaia le encantaba estar con Romi. Con Romi, a solas. Esa era su tarde perfecta, daba igual qué hicieran; si estaba con Romi, no sabía por qué, pero sonreía…
Pasaron los años, Romi y Gaia ya eran adolescentes, y llegaba la hora de ¡la Universidad!
- ¿Volverás en vacaciones?
- Y siempre que pueda
- ¿Te acordarás de mí?
- ¿Cómo podría no hacerlo?
Se despidieron y Gaia dio media vuelta, soltándose de su mano poco a poco.
- Te quiero, Gaia – susurró Romi una vez a solas
Gaia estaba contenta en la Uni, pero cuando llegó Navidad no veía la hora de llegar a casa y abrazar a Romi. Sin duda, esa sería la mejor navidad del mundo.
Tantas ganas tenía de verla que, de repente, estaba en el cielo. Se miró en el reflejo de un lago cercano y vio, fascinada, que era una Estrella. Pero no una estrella corriente; con un pensamiento, llegó a casa en poco menos de tres minutos.
Cuando se dio la vuelta, vio que ya no era una estrella, volvía a ser Gaia. Había aterrizado al lado de la casa de Romi, así que llamó muy contenta de volver a verla. Romi salió a la puerta, no podía creerse que estuviera allí, le había echado mucho de menos.
Se abrazaron, Romi miró al cielo y dio las gracias, cuando Gaia preguntó por qué, dijo:
- Ayer pasó una estrella fugaz, le pedí que te trajera conmigo otra vez, lo más rápido posible. Dije que sería genial poder ser una estrella y viajar allá donde quisiéramos, y aquí estás, te ha traído a casa conmigo.
- ¿Cómo sabes que ha sido esa estrella?
- Mira el cielo.
Porque el amor es más fuerte que cualquier distancia, disfruta de la
navidad con los
tuyos y sé muy muy feliz. Firmado, las estrellas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: