miércoles, 17 de diciembre de 2014

Se podía oír el mar

Se podía oír el mar
y, de fondo, algún suspiro
en la oscuridad de la noche,
uniéndose a tus latidos.
Pero prefería mirarte,
adentrarme entre tus rizos
y buscar, entre las sombras,
un camino que ya recorrimos.
Para seguirlo de vuelta,
para llegar a tu ombligo,
para yacer en tu pecho
y pasar la vida contigo.


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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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